martes, 28 de septiembre de 2010

63. The End...

Ésta sí que es una canción.

La nuestra.

Cierro los ojos mientras revolotean los recuerdos a mi alrededor, entre los copos de nieve de este invierno eterno del que no puedo escapar. Y es este silencio, este para siempre; el sonido sordo del agua, chapoteo que antes fue hielo firme, colgante, afilado y punzante sobre mi ventana abierta.

Nunca volveré a casa. No hay un lugar al que regresar.

El mar del verano ya nunca será el mismo.

Ahora que sé quién eras, que sé todo lo que escondías de mi mirada, lo que reposaba en la cadencia de tu voz cuando me cantabas al oído, en la oscuridad...

Y yo te creía. Yo te creí.

Y ahora el estío ha quedado encadenado, preso bajo las toneladas de hielo y nieve que me apartan del mundo. Ni si quiera está aquí, en la habitación cerrada en la que se ha convertido mi mente.

Me resisto. A pesar de que eres tú. A pesar de que silbas, ausente, pisando descuidado la nieve virgen. A pesar de que es nuestra canción. Me quedo quieta, escondida, reteniendo las agujas de mi reloj de pulsera entre mis dedos.


Nunca hablamos de esto.

Es invierno.

Y nieva sobre el mar.

... of the World.