viernes, 21 de mayo de 2010

56. Mujeres V

Abro el libro desganada. Con los años mi letra ha cambiado, mi vocación se ha esfumado. Antes escribía cada día con la esperanza de que al siguiente pudiera contar un regreso. Ahora vuelvo cada página buscando el momento exacto en que se marchitó mi esperanza. No lo encuentro. Nunca lo he encontrado. Es como si mis vocales se hubieran aliado con las consonantes y entre todas hubieran devorado el instante en el que yo admití que nunca más diría nunca más, mientras abría un libro para contar que nunca más volvería. Es lo malo de los regresos. A veces nunca se producen y los diarios esperan muertos de paciencia a que sus dueñas les cosquilleen sus líneas para contarles que sigue lloviendo en la ciudad.