lunes, 1 de marzo de 2010

33. "Cómo he podido ir y venir por tantos años ...

Los dos sabemos que L. está loco por P. Ninguno de nosotros ignora que P. no quiere imaginar su existencia sin L. Lo sabemos y fingimos, en presencia de ambos, que somos ajenos a su atracción. Hacemos como si no les observáramos girar uno alrededor del otro, marcándo unas órbitas imposibles y peligrosas. Cerramos los ojos si los suyos se cruzan y se entrelazan en una de esas miradas ardientes que gimen obscenidades. Por nosotros no se tambaleará ni una sola de las tejas de pizarra de sus techos matrimoniales. H. y yo charlamos enfebrecidos con sus respectivas esposas y cruzamos los dedos bajo el mantel. Ambas discuten sobre las atenciones de sus maridos, cada una más satisfecha con las que el suyo le prodiga. Pareciera que la tormenta estuviera aún lejos siquiera de salpicarlas. P. roza a L. la mano mientras le ofrece una servilleta. Los dos sonríen con timidez, explorando esta nueva adolescencia recién descubierta. Sé que a H. le incomoda esta situación que a mí me tiene fascinada y, por qué no reconocerlo, que me produce un cosquilleo de dulce ternura y de la envidia más picante que pueda haber.

...sin ti".